¿Qué es la Astrología Védica – Jyotiṣa? El oficio de recordar
Jyotis significa luz, brillo, la luz que aparece en los tres mundos. Ṣa es el akṣara de la segunda sibilante, la sibilante cerebral y significa sabio, instruido. Jyotiṣa es la ciencia del movimiento de los cuerpos celestes y las divisiones del tiempo, es la definición dada por Monier Williams. Otra definición es “la Ciencia de la Luz” o “el estudio de los seres luminosos”.
En cualquiera de los casos, la raíz jyotis es la llama final del diya, la lámpara de ghī. En un sentido simbólico habla de la luz como principio divino de la vida. Por otro lado, el sufijo ṣa significa sabio, sabiduría, “la sabiduría de los cielos” es otra traducción. La luz barre la oscuridad, la luz del conocimiento disipa la ignorancia.
La clave del jyotiṣa, como de la astrología en sí, es barrer con la oscuridad que nos hace olvidar nuestra alma, nuestra naturaleza de luz.
La astrología en India tiene una práctica ininterrumpida de miles de años, no sufrió la persecución y descalificación como le sucedió a la astrología en occidente. Esto se debe, en parte, a que sus concepciones filosóficas van mutando, desarrollándose, pero no niegan a la anterior.
A grandes rasgos podemos hacer dos divisiones de la literatura de la India. Por un lado, la śruti las verdades escuchadas. Dicen que los grandes Ṛṣis, sabios, en profunda meditación escucharon a Brahma. Así se construyeron los cuatro vedas, libros del conocimiento, escritos en forma poética y que son verdades incuestionables, pero no son de fácil interpretación. Por otro lado, tenemos a la smṛti, los textos de los hombres, las escuelas filosóficas, los puranas, etc. Textos que se escriben y desarrollan los temas de los pensamientos de cada época, pero no cuestionan las verdades de la śruti.
Para estudiar la sabiduría de los vedas y la vedanta, la parte final de los vedas, que son las upaniṣads, se construyeron seis miembros creados por los hombres y las llamaron vedāṅga. Veda conocimiento y aṅga miembro. De los seis vedāṅgas el jyotiṣa es el primero y tiene que ver con el ver. Como dicen, el jyotiṣa son los ojos de los vedas. Este ver no es solo en un sentido literal de la acción de los ojos, sino que es ver con los ojos del corazón, el lugar donde recide el intelecto, el discernimiento. ¿Nunca te pasó de sentir que algo es verdad más allá de la explicación racional que intentes dar? La verdad reside en una confirmación del corazón. La mente, manas, está para dudar ¿Por qué? Porque la duda, que nos lleva a cuestionar, a tomar distancia, a observar, a diferencia de la duda de la neurosis, nos permite diferenciar qué verdades son de nuestra mente/ego y cuáles son las verdades que vienen “de otro lugar”, el alma.
Confundir la mente/ego con lo que es del alma es el mayor de los pecados, avidyā, ignorancia. Y eso es algo que nos pasa por el mero hecho de encarnar, comenzamos a confundir, a olvidar. Esta es una de las verdades de las que nos hablan los vedas; y la astrología védica es una forma para recordar.
Vivimos en una dualidad, entre la materia y la consciencia. Nuestro ego, nuestra mente, es un órgano sutil de la materia, la consciencia pertenece a otro orden, al de la luz, al del alma, el que olvidamos, al que confundimos. Por el sistema en el que vivimos, desde chicos nos enseñan a identificarnos con lo que nos dicen que somos: género, nombre, tiempo, clase social, lugar dentro del grupo familiar. Muchas veces, nuestros padres también están siendo tomados por el mismo engaño que repite, generación tras generación. Las necesidades de supervivencia en este mundo material se presentan como urgentes, imperiosas. Nuestros órganos de los sentidos nos demandan alimento, satisfacción de nuestros deseos y así es como desde hace milenios oriente fue entendiendo que se formaba nuestra mente en detrimento del alma. La pérdida de la relación con Aquello, lo Abstracto, el misterio, la poesía, nos adormece aún más. Terminamos comprando el paquete de “Soy esto” y reproduciéndolo.
Los hindúes llamaron Kali Yuga al período en el que nos encontramos, el de la ignorancia, la hipocresía, la avaricia y las mentiras. Al comienzo de esta era se comenzaron a escribir los grandes tratados para que no sean olvidados, sabiendo que en su lenguaje poético no iban a poder ser absorbidos por el ego que cree que por recitarlos o saberlos o incluso explicarlos, los conoce.
Jyotiṣa es la ciencia que contruyeron los grandes sabios de la antigüedad para recodar. Para no confundir lo que pertenece a los deseos materiales de los deseos del alma, mejor dicho, del deseo del alma, volver a casa, recordarse. La astrología es el hilo de Ariadna que nos permite alejarnos y saber cómo volver.
La Astrología de la India es un complejo estudio donde se contienen los sistemas filosóficos que en ella se desarrollaron. La Raṣi, Carta Natal, y sus divisiones, Vargas, hablan de nuestros Karmas, pasados, presentes y futuros. Conociendo esta información podemos tomar las mejores decisiones, entender nuestra vida, no solo desde nuestra perspectiva psicológica y cómo opera nuestra mente, sino las raíces de la consciencia que busca iluminarse. Quizás, dentro de un mundo que nos condiciona, una energía global que nos impulsa a los automatismos y a los sin sentidos, esto sea lo más cercano a la libertad. La astrología no niega ni está separada del mundo, ella es parte del mundo, el tiempo es mental, por ende, material. Pero la Astrología Védica no solo nos habla de ese tiempo, la división entre el día y la noche y los cambios de horas, también nos habla de unos tiempos mayores. Tampoco se conforma con el cielo que vemos, sino que es a través del cielo que vemos que podemos “ver” los otros cielos.
El deseo es una gran fuerza motora, quizás por culpa pensamos que está mal desear cosas del mundo material, cierta ropa, cierto celular, ciertos amigos, cierta pareja. Pero la Carta Natal Védica nos puede mostrar que a Leo eso es lo que le toca, desear, tiene que experimentarlo. ¿Por qué? Porque Leo es el signo donde inicia el ciclo material dentro del zodíaco, el alma está aprendiendo sobre kāma, el deseo, el disfrute. Buscar el reconocimiento no es pecado, la carta nos enseña cuál es la razón de ser de este momento de nuestra alma, recordarlo nos libera, para poder experimentar, disfrutar, sin que lo impermanente sea causa de sufrimiento.
El jyotiṣa nos viene hablando desde hace siglos del paso del tiempo, las transformaciones en él y el momento de Gran Cambio en el que estamos inmersos ahora. Nuestro tiempo es un punto de inflexión, de transformación, de consciencia. Esta inmemorial herramienta es la que nos sigue guiando, solo se trata de dejar ingresar su luz.
Juan Manuel Moro
Licenciado en Psicología M.N. 44132